10 nov 2011

¿Por qué leer libros nos hace sentir bien?


potter
Según se deduce un estudio de la Universidad de Búfalo (EE UU) publicado recientemente en la revista Psychological Science, cuando leemos un libro nos sentimos parte psicológicamente de la comunidad que protagoniza la narración, por ejemplo el colectivo de magos en el caso de la popular saga de Harry Potter. Este mecanismo satisface una necesidad humana fundamental: la de pertenencia a un grupo. 

En concreto, para la investigación los investigadores trabajaron con dos best-sellers: Harry Potter y la piedra filosofal y Crepúsculo. Y estudiaron la afiliación psicológica con magos y vampiros, respectivamente, de más de un centenar de sujetos antes y después de leer dos fragmentos de ambos libros durante media hora. De este modo comprobaron que los lectores se sentían identificados con uno u otro grupo en función del libro que les habían proporcionado. Además, la pertenencia a las comunidades de ficción producía una mejora del estado de ánimo y la satisfacción similar a la de formar parte de grupos reales. “Leer satisface una profunda necesidad psicológica”, que ha jugado un papel clave en la evolución, concluían los autores.

¿Es malo pasar muchas horas sentado?

Pasar sentado más de seis horas diarias aumenta el riesgo de mortalidad, sobre todo en el caso de las mujeres, según un reciente publicado por la Sociedad Americana del Cáncer realizado con datos de más de 123.000 personas durante un periodo de 14 años. La investigación reveló que las mujeres que aseguraron pasar sentadas más de seis horas diarias –incluso si después hacían ejercicio- tenían un 37 por ciento más de probabilidades de morir en el periodo estudiado (1993-2006) que las que permanecían sentadas durante menos de tres horas. En el caso de los hombres sedentarios el riesgo de mortalidad era un 18 por ciento mayor.

La ausencia de ejercicio empeora las cosas todavía más, ya que las mujeres y los hombres que están más tiempo sentados y son menos activos físicamente tienen entre un 94 y un 48 por ciento más probabilidades de morir que los que son más activos. Estar sentados mucho tiempo afecta a las hormonas que regulan la producción de triglicéridos y colesterol, lo que a su vez puede desencadenar problemas cardíacos.

La buena noticia es que, de acuerdo con una investigación australiana publicada en la revista European Heart Journal, los efectos negativos se reducen si hacemos periódicamente pausas de al menos un minuto de duración para movernos por la habitación, rellenar un vaso de agua, ir a la mesa de un compañero de trabajo en lugar de escribirle un mail… Este tipo de pausas reducen los niveles de proteina C-reactiva, una molécula que aumenta sus niveles en repuesta a la inflamación y que se considera un importante factor de riesgo cardiovascular.


Las fresas protegen al estómago del alcohol


fresa-alcoholPara llegar a esa conclusión, los científicos suministraron etanol (alcohol etílico) a ratas de laboratorio y comprobaron que la mucosa gástrica de aquellas que previamente habían comido extracto de fresa durante 10 días sufría menos lesiones, según publican en la revista Plos One. “Los efectos positivos de las fresas se asocian tanto a su capacidad antioxidante y alto contenido en compuestos fenólicos (antocianos), como a que activan las propias enzimas o defensas antioxidantes del organismo”, explica a la agencia de noticias SINC Sara Tulipani, investigadora de la Universidad de Barcelona (UB) y coautora del trabajo.

La gastritis o inflamación de la mucosa del estómago, además de relacionarse con el consumo de alcohol, también se puede producir por infecciones víricas o por la acción de fármacos anti-inflamatorios no esteroideos (como la aspirina) o los que se usan en el tratamiento contra la bacteria 
Helicobacter pylori. Las conclusiones de estudio apuntan a que una dieta rica en fresas puede ejercer un efecto beneficioso en la prevención de enfermedades gástricas relacionadas con la generación de radicales libres u otras especies reactivas del oxígeno, atenuar la formación de úlceras estomacales en humanos, y aliviar la lesión en la mucosa gástrica una vez dañada. 

“Este trabajo no se ha planteado para paliar los efectos de una borrachera, sino para encontrar moléculas protectoras de la mucosa gástrica frente a los daños que pueden causar diferentes agentes”, subraya Maurizio Battino, coordinador del grupo de investigación desde la Universidad Politécnica de la Marche (Italia).